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Mostrando entradas de septiembre, 2015

Reflexión 170 - ¡Despréndete y no regreses!

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Una mañana llena de la energía del aurora que irradiaba en mi piel. Observaba las hojas de un árbol que caían en la tierra humedecida. Sentada en una roca pensaba en las miles de hojas que se habian desprendido de su morada. Muchas caen y ninguna regresa . Nuevas salen a cubrir las ramas que quedaron descubiertas. ¡Reverdece y se fortalece! Asimismo, las lágrimas caen y no regresan. Cada una tuvo un propósito en tu vida y te ayudaron a crecer. ¿Sabes qué? Nuevas caerán en tu rostro solo tú decides si te llenarán de fortaleza para descubrir el camino hacia tu destino. #NeyshaFluye y tú?

Reflexión 169 - Tu tienes una voz

Esta mañana contemplaba 3 filas de jóvenes árboles listos para florecer. El verdor brillante de sus hojas se unía con el sereno azul del cielo. Mi ser recorrió el camino entre uno y otro hasta que tropecé con las raíces de un fuerte tronco que resaltaba en medio de la juventud. Su seguridad, fuerza y determinación lo hizo distinguir. Su experiencia era notable, muchas historias por contar y acécdotas por revelar. Solo le faltaba algo, tener voz para hablar. Poder gritar con libertad lo que ha sentido por tantos años. A pesar del viento recio se mantiene erguido, fuerte y elegante. Esperando el día en que llegara ese ◄ ser genuino ► que le diera voz a su sentir. Momentos de esplendor, de pesadez y de felicidad. Sin moverse por fuera, pero con una grandeza interna que fluye en su exterior. Joven fuerte y valiente que se mantiene luchando por sobrevivir y disfrutar cada momento de la vida. En especial, la llegada y la partida de un nuevo día. Dando siempre del alimento y el refugio

Reflexión 168 - La Vejez

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Les contaré la historia de una dama llamada Elsy, bien equilibrada y orgullosa, de 92 años de edad, completamente lista cada mañana para a las 8 en punto, con su cabello peinado esti lo peluquería y un maquillaje perfectamente aplicado –aun sabiendo que ella era casi ciega– se mudó a un asilo de ancianos. Su marido con el que estuvo casada durante 70 años, recientemente había muerto, obligando a que esta mudanza fuera necesaria.  Después de muchas horas de esperar pacientemente en la recepción del asilo de ancianos, sonrió muy dulcemente cuando le avisaron que su habitación estaba lista. Mientras ella maniobraba su andador hacia el ascensor, la empleada le daba una descripción detallada de su nuevo pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su ventana. “Me encantan” –dijo ella con el entusiasmo de un chiquillo. “Sra. Elsy usted aún no ha visto el cuarto… espere a verlo”. “Eso no tiene nada que ver” – contestó la anciana.“ La felicidad es algo